jueves, 8 de enero de 2015

El dios de San Lorenzo

LLego al diario, luego de una semana de vacaciones, me doy cuenta de que olvidé todas mis claves!!!. Logro abrir el mail y me encuentro con 265 correos sin leer... Afuera: llueve.
Me dan una nota, la primer nota del 2015, la leo: "cancha de San Lorenzo en el bajo flores". Cargo el bolso al hombro, siento que pesa mil kilos. Arranco el año nuevo!.

Subo al remis, un Fluence negro polarizado: "un día de estos me van a secuestrar arriba de estos autos". Llego a la cancha, entro a la zona de vestuarios ubicado debajo de las tribunas. El lugar es oscuro, como un galpón que se usa para estacionar los autos.
El periodista me arrebata ansiosamente con un montón de pedidos fotográficos (yo escucho como un zumbido). Me dice: "tenemos que hacer fotos del jugador con la camiseta, sin la camiseta, de cuerpo entero, retratos, parado, sentado, haciendo jueguito, con pelota, sin pelota....." y no sé cuántas cosas más. De pronto... hace una pausa...respira...y yo.... respiro.

Me voy a dar una vuelta, recorro el lugar tratando de encontrar algo, miro... miro y de pronto un haz de luz entra por un hueco. Tengo el lugar!. Pienso: "el dios de San Lorenzo me mando esta bella luz". Pongo la cámara en medición puntual, paro al entrevistado. Le digo: "ves la luz?", "esta ahí" (señalo hacia el hueco), "mirala". Y luego...un segundo....en un click, se produce la magia: se imprime una nueva fotografía.




lunes, 5 de enero de 2015

Tatuaje


Estoy en una biblioteca, esperando a funcionarios del gobierno de la ciudad. Son las dos y media de la tarde, hace calor. La biblioteca ubicada en pleno barrio norte, tiene las paredes revestidas en una madera oscura que la hace muy misteriosa, es una casona antigua. De pronto, me transporto en mi imaginación, casi como en un sueño me veo en el 1900. Me imagino como viviría la gente allí, cómo estacionarían los carruajes, pienso en la vestimenta que tendría que usar en esa época, los miles de secretos que encierran esas paredes de las familias de la alta burguesía argentina. 

De pronto...uno de los funcionarios llega apurado, totalmente transpirado, tomando un "gatorade" casi sin respirar. Me despierta de mi ensueño, vuelvo al 2014. 
Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy rodeada de ocho funcionarios de la ciudad, incluido un ministro. Arrancó el trabajo.  Se sientan alrededor de una mesa muy grande, también de madera oscura, conversan. Hace tanto calor que no puedo ni escucharlos, sólo pienso en beber agua fría. 

Me siento en una mesa que estaba apartada, mientras pienso cómo carajo resuelvo la nota. Siempre al acecho, sin dejar de mirar...siempre a una distancia prudencial para disparar.

Miro, miro...repaso el lugar: paredes, piso, techo. Me detengo en uno de los funcionarios que esta sentado delante mío. A través de su camisa blanca de lino veo un tatuaje. Entre cierro los ojos como queriendo enfocar y me doy cuenta que es el yin y yang....y que el tatuaje baja,  como dibujando su columna vertebral, sigue ... baja... baja y se pierde....